Encuentra tu dharmaCuando reconocemos qué nos gusta y qué se nos da bien, creo que tenemos el deber moral de dedicarnos plenamente a ello y, además, asegurarnos que el producto de nuestras acciones fruto de dichos conocimientos o habilidades, tengan como fin último hacer el bien y servir a los demás.

Si todos hiciéramos eso, creo que viviríamos en un mundo en el que no haría falta ni leyes, ni policía, ni tan siquiera la actual economía concebida como tal.

Un mundo de abundancia absoluta que estaría más en armonía con la realidad universal, con la misma naturaleza, en la que cada planta o animal, por ejemplo, hace lo que hace, lo mejor que puede sin importarle que eso pueda tener una recompensa o no. La abeja recoge el polen, al volar de flor en flor, lo esparce fecundando otras flores… esa flor a su vez, cuando cae al suelo, sirve de alimento para otros seres, y así el ciclo de la vida nos demuestra esta armonía perfecta en la que todos somos interdependientes y nuestras acciones siempre influyen en los demás y en el entorno.

Ahora comprendo el dicho «cuando una mariposa bate sus aladas, al otro lado del mundo se forma un tornado».

Por eso, si tomásemos conciencia de cuál es nuestro verdadero destino, qué es lo que queremos, sabemos y podemos hacer y nos dedicáramos a ello, sin importar los resultados, creo que comenzaríamos a encajar mejor en este planeta.

Quizás a lo que quiero referirme es a ser capaces de encontrar nuestro propio Dharma, palabra sánscrita que significa, «ley natural», «orden social», «conducta adecuada» o «virtud».

Claro, dejarlo todo y dedicarnos a lo que nos gusta puede no ser fácil -ni inmediato-, están las necesidades, los compromisos, las obligaciones, el que dirán, los miedos… pero nada nos impide al menos dedicar nuestros esfuerzos primero a conocer qué queremos y qué nos gusta -una de las mejores ayudas sin duda es la meditación– y segundo a hacer todo lo posible para dedicarnos a ello. Quien siembra recoge y si cada día vamos cultivando aunque sean 15 minutos de lo que creemos que podríamos ser o hacer, con el tiempo lo conseguiremos.

Coincido con lo que el Dalai Lama dice en su libro «En mis propias palabras» (*) y cuya lectura está despertando en mí muy buenas sensaciones, emociones y claridad mental:

Palabras del Dalai LamaYo creo que el propósito de la vida es ser feliz. Desde que nace, todo ser humano, independientemente de sus circunstancias sociales, educación o ideología, desea ser feliz y no desea sufrir… por tanto, es importante descubrir qué es aquello que puede aportarnos el mayor grado de felicidad…

He descubierto, a través de mi limitada experiencia personal, que el mayor grado de tranquilidad interior se obtiene desarrollando el amor y la compasión. Cuanto más nos importa la felicidad de los demás, mayor es nuestra propia sensación de bienestar. Cultivar un sentimiento afectuoso y cercano hacia los demás serena automáticamente la mente. Esto ayuda a disipar los miedos o inseguridades que podamos tener y nos da la fuerza necesaria para hacer frente a los obstáculos. Es la causa principal del éxito en la vida.

(*) DALAI LAMA, En mis propias palabras. Edición a cargo de Rajiv Mehrotra. ISBN 978-84-9908-015-4.

Dedicado a mis amigos y maestros Alexis, Julia y Mohini.

Gracias.